Salir con otro ser humano, hombre o mujer; lea o no, es un acto de consumada fe, un esfuerzo en creer ya no en los cuentos de pequeños si no en que se es lo suficientemente valiente para sortear dragones, acabar con brujas y deshacer hechizos.
Salir con una mujer que lee, como yo, desde los siete años empezando por las pequeñas etiquetas del shampoo, hasta las novelas que una y otra vez te han dicho que no leas porque no van acorde a tu edad, ésas que incluso están en los estantes de hasta arriba y a los que se accede con un banquito o una escalerita nerviosa que tiembla bajo el peso de un infante impaciente y curioso, es más que un acto de valentía y de fe, es un acto de coraje y esperanza. Para mí incluso, salir con alguien, cualquiera, es un acto de todas esas características que aparentemente describen un príncipe azul de cuento de hadas. Nada mas lejano a la realidad, a mi, me gustan los villanos un poco más.
Es un acto de fe, porque salir con una chica como las que conozco, que pasan horas leyendo es equiparable a salir con un historia andante, puede que el inicio sea breve y pase inmediatamente a un clímax intenso y lleno de pasión, son impacientes.Y así como el salto del inicio al clímax fue intempestuoso, intempestuoso puede ser el final. Y no todas somos fans de los finales felices, existimos algunas a las que nos gustan lo finales lentos, dónde incluso sin darnos cuenta escuchamos un soundtrack tranquilito de algún autor como Gustavo Santaolalla; porque no podemos evitar narrar nuestra historia mientras la vamos viviendo y no basta con un sólo sentido, tenemos que usarlos todos; ése adiós queremos olerlo, saborearlo, escucharlo y verlo, aunque sea a través de una fina capa de lagrimas.
Pero nos gustan todas las historias, sin discriminar; existen ésas historias largas de amores inacabados que nos llenan de esperanza y hacen que el corazón se haga mas grande; nos gusta la incertidumbre de los finales.
Salir con una mujer como las que yo conozco, que disertan de gramática y de lenguaje; es un reto a la paciencia, ellas no se dan cuenta del corte de moda ni del color de la suela del zapato que llevan, puede que a la hora de ver el precio se percaten de ésos detalles, pero generalmente, viven atormentadas por su cabeza y las mil elucubraciones que ahí se forman, de ahí que se nos tache de despistadas; vivimos con el desasosiego en la agenda de no poder expresar lo que sentimos o peor aún, que por quien sentimos no nos entienda, ni siquiera a un nivel sensorial.
Salir conmigo, que leo a desparpajo, requiere más paciencia todavía, porque no me contente con leer solamente, sino que además construí mi vida alrededor de las letras; repito poemas de Sabines, prosa de Cortázar y el amor de Benedetti como si fueran letanías de rezos a diario, que me desespero por sentir y me muero de miedo sitiéndo. Salir conmigo requiere imaginación para acompañarme en la burbuja que confeccionan mis fantasías, que tocan mis manos, cantan mis labios y que esconden mis ojos.
Salir con una mujer como la que yo soy y las que conozco, parece requerir de mucho pero no; "solo hay que saber volar".
domingo, 17 de junio de 2012
sábado, 16 de junio de 2012
Descubrí que eras mi milagro; esta noche, mientras presenciaba el raro accidente de observar una estrella fugaz perderse en la negrura de la noche.
Descubrí, mirando apagarse esa suerte incandescente en pleno junio,
que mi capacidad de creer no se ha ido tan lejos, sino que ha estado agazapada esperando un evento tan afortunado como toparse con tus pacientes manos y tus indecisos ojos. Esta fe sin sentido, este querer imparcial y falto de sensatez es mi milagro luminoso en esta oscuridad acorazada.
sábado, 26 de mayo de 2012
Miedos nocturnos
Necesito exorcizarme los fantasmas,
que dejen de rondar a mi alrededor cuando la oscuridad me alcanza,
necesito sacarlos de mi piel, sacarlos de mis pupilas para no verlos
aunque cierre los ojos.
Quiero encontrar la luz que acabe con esta serpiente que se multiplica,
quiero decir una oración que crea de verdad
y encontrar paz.
Necesito encontrar la fe que se me anda escondiendo,
el valor al que le ando huyendo.
Necesito un exorcista para mis demonios
y que dejen de arañarme el alma,
para que se duerman en su nueva morada.
Quiero somníferos que espanten mi raciocinio
manipulador e incoherente,
o tal vez,
sólo quiero y necesito una buena noche de sueño.
jueves, 17 de mayo de 2012
Intrigas
Consolando lo inconsolable me hice de pronto la pregunta que me anda rondando la cabeza éstos últimos días,
la ignore pero es como una hiena esperando la carroña de los leones, espiando cada movimiento que las dudas más fuertes aprisionan, pero ahí está, a la sombra, esperando. Y no le voy a dar respuesta, voy a dejarla ahí dentro de mi cabecita y dejaré que ésa hiena de vueltas sobre si misma y sobre mi misma y se convierte en una víbora que termine devorando su final. Me niego rotundamente a ceder ante la exigencia de su interrogante,
hace mucho que decidí no hacer ésa pregunta y si ahora se ha escabullido como un ladrón entre la oscuridad de mis pensamientos voy a dejarla que entre y se intente robar mi cordura y mi paz; será sólo un connato de robo, porque lo que verdaderamente se robaría y no solamente mi cordura y mi paz, sería la respuesta.
la ignore pero es como una hiena esperando la carroña de los leones, espiando cada movimiento que las dudas más fuertes aprisionan, pero ahí está, a la sombra, esperando. Y no le voy a dar respuesta, voy a dejarla ahí dentro de mi cabecita y dejaré que ésa hiena de vueltas sobre si misma y sobre mi misma y se convierte en una víbora que termine devorando su final. Me niego rotundamente a ceder ante la exigencia de su interrogante,
hace mucho que decidí no hacer ésa pregunta y si ahora se ha escabullido como un ladrón entre la oscuridad de mis pensamientos voy a dejarla que entre y se intente robar mi cordura y mi paz; será sólo un connato de robo, porque lo que verdaderamente se robaría y no solamente mi cordura y mi paz, sería la respuesta.
jueves, 3 de mayo de 2012
Sinsabores
A mí me gusta divagar unas dos o tres veces al día,
pensar en lo que podría pasar si fuera invisible,
si descubriera la fórmula para volverme etérea de verdad y volar,
lo que no me gusta es divagar siete veces al día, todas pensando en tí,
intentar descubrir la fórmula que envuelve tu piel y añorar tus manos.
Pero en cambio, me gusta soñar despierta con lo que tú sueñas,
jugar una lotería intentando atinar lo que andas haciendo o si también divagas conmigo.
Me gusta ésta libertad que siento de quererte sin tener que tenerte,
me fastidia conocerte menos de lo que tú me conoces a mí,
me seduce la suerte del tiempo, los minutos me bailan a veces a ritmo de bossa
otra veces no tanto.
Me gusta la desfachatez con la que me tratas, la forma en que me haces cosquillas,
a veces con palabras, a veces con las manos.
Me gusta no tener la certeza del color de tus ojos y que te gusten mis piernas.
Me preocupa pensarte mientras escucho canciones acompasadas y dulces
o que lo evidentemente intensa que suelo ser te de un buen susto,
pero sobre todo, me gusta quererte y no necesitar nada más.
pensar en lo que podría pasar si fuera invisible,
si descubriera la fórmula para volverme etérea de verdad y volar,
lo que no me gusta es divagar siete veces al día, todas pensando en tí,
intentar descubrir la fórmula que envuelve tu piel y añorar tus manos.
Pero en cambio, me gusta soñar despierta con lo que tú sueñas,
jugar una lotería intentando atinar lo que andas haciendo o si también divagas conmigo.
Me gusta ésta libertad que siento de quererte sin tener que tenerte,
me fastidia conocerte menos de lo que tú me conoces a mí,
me seduce la suerte del tiempo, los minutos me bailan a veces a ritmo de bossa
otra veces no tanto.
Me gusta la desfachatez con la que me tratas, la forma en que me haces cosquillas,
a veces con palabras, a veces con las manos.
Me gusta no tener la certeza del color de tus ojos y que te gusten mis piernas.
Me preocupa pensarte mientras escucho canciones acompasadas y dulces
o que lo evidentemente intensa que suelo ser te de un buen susto,
pero sobre todo, me gusta quererte y no necesitar nada más.
jueves, 26 de abril de 2012
Estaciones
Ando cargando un equipaje lleno de malos ratos,
de amarguras salobres, de buenos recuerdos y cosquillas mal hechas,
ando cargando un equipaje que ya se hizo más ligero para sentarme en ésta estación de tren
Me siento en el suelo, me abrazo las rodillas y pongo cara de expectativas,
mientras espero el tren que me lleve a otra parte; me siento a esperar,
a ver pasar más trenes en los que no me pienso subir,
me gustaría decir adiós con la mano a individuos envueltos en su propia espera,
pero sería como decir adiós a mi mísma y aún no me quiero dejar.
Me siento a elucubrar mi presente disperso que se da a la fuga frente a mi nariz,
frente a mís ojos que a ratos se dignan a verlo, me siento a revivir lo soñado,
a soñar lo vivído. Me siento a ver caminar desparpajadamente mi pasado, lo veo guiñarme un ojo,
darse la vuelta y subirse a un tren que desaparece a la distancia. Me siento a vivir mi futuro que se está pasando; un pedacito a la espera de ése tren.
de amarguras salobres, de buenos recuerdos y cosquillas mal hechas,
ando cargando un equipaje que ya se hizo más ligero para sentarme en ésta estación de tren
Me siento en el suelo, me abrazo las rodillas y pongo cara de expectativas,
mientras espero el tren que me lleve a otra parte; me siento a esperar,
a ver pasar más trenes en los que no me pienso subir,
me gustaría decir adiós con la mano a individuos envueltos en su propia espera,
pero sería como decir adiós a mi mísma y aún no me quiero dejar.
Me siento a elucubrar mi presente disperso que se da a la fuga frente a mi nariz,
frente a mís ojos que a ratos se dignan a verlo, me siento a revivir lo soñado,
a soñar lo vivído. Me siento a ver caminar desparpajadamente mi pasado, lo veo guiñarme un ojo,
darse la vuelta y subirse a un tren que desaparece a la distancia. Me siento a vivir mi futuro que se está pasando; un pedacito a la espera de ése tren.
viernes, 16 de marzo de 2012
Honestidad
Resulta que cuando uno tiene tiempo libre y olvida el manos libres en la casa, tiene tiempo de ponerse a pensar en los fallidos propios y ajenos mientras el autobús llega a casa, y como el camino de regreso a la mía es bastante largo me quedé casi una hora pensando todo ésto; me pregunté porque las personas, sin discriminar género solemos ser tan poco honestos con nosotros mismos.
Será que pertenecemos a una generación que se anda perdiendo para encontrarse, pero la verdad es que solemos colgar en las parejas expectativas que ni nosotros llenamos en el caso contrario y pasamos el tiempo quejándonos de que no tenemos lo que queremos en la persona a quien queremos pero no la dejamos y cuando existe algún valiente que deja a ésa persona, generalmente es incapaz de avanzar y termina regresando el camino andado a ése hogar que ya pensamos habíamos dejado atrás. ¿Que confianza nos puede dar éso?, si lo dejamos en su momento, es posible que lo dejemos otra vez por una causa ya sea similar o diferente, pero no nos llenó, nos hizo un vacío que la soledad hizo más grande porque se unió al vacío propio y ahora pensamos, que ésos dos vacíos se pueden llenar nuevamente con la misma persona, que fué la causa de uno, pero no del otro que es el más grande. ¿Porque no podemos ser honestos con nosotros mismos y con los demás?, decir va, te estoy conociéndo cada día más, no me llenas del todo y no voy a ser lo suficientemente miserable como para tenerte a mi lado mientras llega algo mejor o te conozco desde hace tantos años que ya me aburres. Si, suena a ser humano mezquino, pero es más mezquino retener a una persona por nuestro miedo a la soledad.
Lo más gracioso es que casi todas las personas creemos en la responsabilidad civil y en la responsabilidad moral, pero ¿y la de espiritú?,¿ésa es menos valiosa porque nadie te pone una marquita en tu carnet de identificación?.
Y llego a la parada del autobús dónde bajo, regreso al mundo real y me doy cuenta que tengo una llamada que hacer.
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