miércoles, 4 de diciembre de 2013

puntillismo

Te dan ganas de pedir perdón, o perdonárte a ti misma. Sientes ésa necesidad de aceptar tus equivocaciones; quieres decirlo de manera bonita, educada, como te han enseñado, como se supone es correcto.
Pero a fin de cuentas todo se reduce a que la cagaste, llevas años equivocándote, todo ha sido una procesión; un desfile de errores variopintos, unos hasta contentos de llegar a tu vida y enseñarte, otros son más sinverguenzas y no te enseñaron nada, tú no has aprendido nada porque para empezar ni has querido. 
Abres los ojos que ya estaban abiertos y te das cuenta de que el último error es un punto dentro de ésta obra impresionista llamada vida, conformada de un grupo de puntos-errores.
¿Arreglarlos?, ya no habría excusas para las excusas; ¿dónde voy a sustentar mi depresión, mi flojera?
Mis ganas de culpar a alguien mas, mis ganas de llorar, de llorarte...