me asombro de su gran capacidad para ser poeta y
me pregunto y le imagino entre cascos de construcción,
con los planos por todas partes y sus ideas más desordenadas que nunca,
con grandes embrollos de aquí para allá y con versos entre los números
o números entre los versos
le imagino cuando niño jugando entre arena, intentado no ensuciarse sin éxito,
con unos zapatos de golf que juró jamás quitarse, hasta que le obligaron las buenas costumbres
y su condición burguesa
le imagino cuando joven, entre los hippies con su porro en la mano y sus ideas fluyendo,
entre comunas lejanas combinándo ésas tardes con noches de vino y mañanas de escuela,
conciertos de rock, viéndo a Jimmy Hendrix quemando su guitarra,
enamorado de Janis Joplin y su botella de ron;
luego ya no le imagino tan feliz, sino con su gran seño en su crisis existencial
pero después, ya cuando la vida le ha dado una orfandad inefable,
una ternura irreconciliable
con ésos sentimientos de viejo soldado desolado
le imagino junto a su colección de palabras preguntándose el orden de cada una
y riéndose de no recordarlo.