lunes, 24 de octubre de 2011

Crónica de reflexiones

Este encierro de casi un mes, me tiene expuesta,
no me di cuenta como  pero me atrapó la conciencia
despues de tanto tiempo inconsciente

Descubrí la solidaridad del ser humano cuando está enfermo,
la bondad del consuelo de la gente desconocida
y el valor del consuelo en la gente conocida
el amor en una caricia, la comprension en una mirada

abrí los ojos al dolor ajeno,
a la fortaleza del ser humano,
a sus debilidades

me dí cuenta de la inmensa bondad que hay en un simple gesto de coquetería
cuando te sientes sólo mal y no bonita,
aprendí a  calcular la edad por la voz y no por la apariencia
y que la apariencia puede esconder más que la edad

También aprendí que la discreción es un gesto aprendido,
que alguien puede estar callado, pero hablar por los ojos
es un hecho más que constatado

Comence a agradecer más y a pedir menos
y quisiera que esto se arraigara.

Tambien quisiera poder desconectar por momentos la mente,
como hacen los farmacos,
para evitar que los derroteros deriven en la derrota

Que quizá debería tomarme las cosas con mas calma
y buscar la sabiduría de la prudencia, pero sobre todo
                      Esta convalecencia obligada me dejo más silencio

códigos

"Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te quiero".  Sabines


Un guiño
media sonrisa
una mirada entre la gente

cansar el camino
expresiones sueltas
un simple roce

destinos inciertos
de pasados seguros

códigos sobreentendidos
de viejos novatos
de veteranos perdedores

códigos desusados
esperanzas desenterradas

códigos de pares
personales, intransferibles
                  de encontrarse solos
entre desconocidos