A mí me gusta sentarme del lado que da al sol en el autobús,
si, generalmente no veo nada debido a la luz, pero me basta con cerrar los ojos;
así la gente piensa que vengo dormida y nadie me molesta hablándome, aunque,
éste remedio nunca ha dado resultado, ni el de ponerse los audífonos y hacer como que escucho música
aunque el teléfono se haya muerto hace horas, ni siquiera contestar con simples monosílabos da resultado,
ha de haber algo amigable en mi cara o muy pocos recursos para que
las personas se paguen un terapeuta y me cuenten cosas que no me resultan interesantes en lo más mínimo.
O bien, será que algunas ven lo que yo me niego a contarme y por éso me cuentan lo que ellos se niegan a ver de sí mismos.
Quizá deba ahorrar para un auto, aunque, talvez reconozca a alguna de éstas personas de entre los peatones y no pueda detener el impulso de arrollarlos en la calle, ahora que está de moda la impunidad.
Conclusión: andar a pie o aceptar mi nueva condición de misantropía y vivir con ella.