sábado, 26 de mayo de 2012

Miedos nocturnos



Necesito exorcizarme los fantasmas,
que dejen de rondar a mi alrededor cuando la oscuridad me alcanza,
necesito sacarlos de mi piel, sacarlos de mis pupilas para no verlos
aunque cierre los ojos.
Quiero encontrar la luz que acabe con esta serpiente que se multiplica,
quiero decir una oración que crea de verdad
y encontrar paz.
Necesito encontrar la fe que se me anda escondiendo,
el valor al que le ando huyendo.
Necesito un exorcista para mis demonios
y que dejen de arañarme el alma,
para que se duerman en su nueva morada.
Quiero somníferos que espanten mi raciocinio
manipulador e incoherente,
o tal vez,
sólo quiero y necesito una buena noche de sueño.

jueves, 17 de mayo de 2012

Intrigas

Consolando lo inconsolable me hice de pronto la pregunta que me anda rondando la cabeza éstos últimos días,
la ignore pero es como una hiena esperando la carroña de los leones, espiando cada movimiento que las dudas más fuertes aprisionan, pero ahí está, a la sombra, esperando. Y no le voy a dar respuesta, voy a dejarla ahí dentro de mi cabecita y dejaré que ésa hiena de vueltas sobre si misma y sobre mi misma y se convierte en una víbora que termine devorando su final. Me niego rotundamente a ceder ante la exigencia de su interrogante,
hace mucho que decidí no hacer ésa pregunta y si ahora se ha escabullido como un ladrón entre la oscuridad de  mis pensamientos voy a dejarla que entre y se intente robar mi cordura y mi paz; será sólo un connato de robo, porque lo que verdaderamente se robaría  y no solamente mi cordura y mi paz, sería la respuesta.

jueves, 3 de mayo de 2012

Sinsabores

A mí me gusta divagar unas dos o tres veces al día,
pensar en lo que podría pasar si fuera invisible,
si descubriera la fórmula para volverme etérea de verdad y volar,
lo que no me gusta es divagar siete veces al día, todas pensando en tí,
intentar descubrir la fórmula que envuelve tu piel y añorar tus manos.
Pero en cambio, me gusta soñar despierta con lo que tú sueñas,
jugar una lotería intentando atinar lo que andas haciendo o si también divagas conmigo.

Me gusta ésta libertad que siento de quererte sin tener que tenerte,
me fastidia conocerte menos de lo que tú me conoces a mí,
me seduce la suerte del tiempo, los minutos me bailan a veces a ritmo de bossa
otra veces no tanto.
 Me gusta la desfachatez con la que me tratas, la forma en que me haces cosquillas,
a veces con palabras, a veces con las manos.
Me gusta no tener la certeza del color de tus ojos y  que te gusten mis piernas.

Me preocupa pensarte mientras escucho canciones acompasadas y dulces
o que lo evidentemente intensa que suelo ser te de un buen susto,
pero sobre todo, me gusta quererte y no necesitar nada más.