Consolando lo inconsolable me hice de pronto la pregunta que me anda rondando la cabeza éstos últimos días,
la ignore pero es como una hiena esperando la carroña de los leones, espiando cada movimiento que las dudas más fuertes aprisionan, pero ahí está, a la sombra, esperando. Y no le voy a dar respuesta, voy a dejarla ahí dentro de mi cabecita y dejaré que ésa hiena de vueltas sobre si misma y sobre mi misma y se convierte en una víbora que termine devorando su final. Me niego rotundamente a ceder ante la exigencia de su interrogante,
hace mucho que decidí no hacer ésa pregunta y si ahora se ha escabullido como un ladrón entre la oscuridad de mis pensamientos voy a dejarla que entre y se intente robar mi cordura y mi paz; será sólo un connato de robo, porque lo que verdaderamente se robaría y no solamente mi cordura y mi paz, sería la respuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario