Cada ciudad puede ser otra Los amorosos son los que abandonan, son los que cambian, los que olvidan. Jaime Sabines Cada ciudad puede ser otra cuando el amor la transfigura cada ciudad puede ser tantas como amorosos la recorren el amor pasa por los parques casi sin verlos amándolos entre la fiesta de los pájaros y la homilía de los pinos cada ciudad puede ser otra cuando el amor pinta los muros y de los rostros que atardecen unos es el rostro del amor y el amor viene y va y regresa y la ciudad es el testigo de sus abrazos y crepúsculos de sus bonanzas y aguaceros y si el amor se va y no vuelve la ciudad carga con su otoño ya que le quedan sólo el duelo y las estatuas del amor |
lunes, 20 de agosto de 2012
miércoles, 1 de agosto de 2012
Sanación
Cerremos los ojos y dejémonos caer en la tarea de sanar las dudas que la certidumbre nos ha ido dejando con el tiempo;
cuando nadábamos en ésos abismos de la confianza que ahora se han vuelto tan fantasmales; cuando quererte y odiarte eran dos cosas distintas; acabémonos éste amor de una vez besándonos, sintiéndonos, abrazando los amaneceres de cada desvelo que nos hemos regalado, anúdemoslos al alma como nuestras manos, como los dedos suaves y tibios que entrelazamos y ahora dejamos de hacerlo. No me concluyas, compleméntame porque ya no me haces falta y perdóname, perdóname las promesas que ya perdieron vigencia por tanto amarte y por tanto abandonarte sin haberme ido.
Bébamonos el aliento, tú aliento atrapado en nosotros y ahora abre los ojos para ver éste amor que entre nuestros brazos se va y que renace y se vuelve cenizas y jamás se extingue.
Sana mi amor, sáname a mí; cúremonos juntos
viernes, 27 de julio de 2012
retazo
Tu mirada se vuelve opaca y murmuras tu consabida disculpa; la mía se torna ausente y es entonces que nuestra soledad se anuda y se consagra a vivir unida; tú en tu soledad, yo en la mía.
sábado, 21 de julio de 2012
He aquí que tú estás sola y yo estoy solo
He aquí que tú estás sola y que estoy solo...
He aquí que tú estás sola y que estoy solo.
Haces tus cosas diariamente y piensas
y yo pienso y recuerdo y estoy solo.
A la misma hora nos recordamos algo
y nos sufrimos. Como una droga mía y tuya
somos, y una locura celular nos recorre
y una sangre rebelde y sin cansancio.
Se me va a hacer llagas este cuerpo solo,
se me caerá la carne trozo a trozo.
Esto es lejía y muerte.
El corrosivo estar, el malestar
muriendo es nuestra muerte.
Ya no sé dónde estás. Yo ya he olvidado
quién eres, dónde estás, cómo te llamas.
Yo soy sólo una parte, sólo un brazo,
una mitad apenas, sólo un brazo.
Te recuerdo en mi boca y en mis manos.
Con mi lengua y mis ojos y mis manos
te sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne,
a siembra , a flor, hueles a amor, a ti,
hueles a sal, sabes a sal, amor y a mí.
En mis labios te sé, te reconozco,
y giras y eres y miras incansable
y toda tú me suenas
dentro del corazón como mi sangre.
Te digo que estoy solo y que me faltas.
Nos faltamos, amor, y nos morimos
y nada haremos ya sino morirnos.
Esto lo sé, amor, esto sabemos.
Hoy y mañana, así, y cuando estemos
en nuestros brazos simples y cansados,
me faltarás, amor, nos faltaremos.
J.S.
He aquí que tú estás sola y que estoy solo.
Haces tus cosas diariamente y piensas
y yo pienso y recuerdo y estoy solo.
A la misma hora nos recordamos algo
y nos sufrimos. Como una droga mía y tuya
somos, y una locura celular nos recorre
y una sangre rebelde y sin cansancio.
Se me va a hacer llagas este cuerpo solo,
se me caerá la carne trozo a trozo.
Esto es lejía y muerte.
El corrosivo estar, el malestar
muriendo es nuestra muerte.
Ya no sé dónde estás. Yo ya he olvidado
quién eres, dónde estás, cómo te llamas.
Yo soy sólo una parte, sólo un brazo,
una mitad apenas, sólo un brazo.
Te recuerdo en mi boca y en mis manos.
Con mi lengua y mis ojos y mis manos
te sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne,
a siembra , a flor, hueles a amor, a ti,
hueles a sal, sabes a sal, amor y a mí.
En mis labios te sé, te reconozco,
y giras y eres y miras incansable
y toda tú me suenas
dentro del corazón como mi sangre.
Te digo que estoy solo y que me faltas.
Nos faltamos, amor, y nos morimos
y nada haremos ya sino morirnos.
Esto lo sé, amor, esto sabemos.
Hoy y mañana, así, y cuando estemos
en nuestros brazos simples y cansados,
me faltarás, amor, nos faltaremos.
J.S.
jueves, 12 de julio de 2012
Lenguaje
Por mi boca habla Sabines, Becker, Borges, Bronte, Benedetti, Austen, Gacía Márquez y tantos otros, así como hablan las calles en las que crecí, las personas con las que hable, los bares en los que me perdí y los
lugares en los que me encontré. Mi lenguaje es la suma de todo lo que viví, lo que leí, lo que escuché y lo que ví; lo que soy. A mi hijo le canto la misma canción con que me arrullo mi abuelo, rezo con las mismas palabras con las que reza mi madre y maldigo igual que mis amigos.
Soy mi lenguaje.
Así somos
Tan necesitados, tan desamparados.
En ocasiones he mirado ésa cara de perro apaleado en rostros ajenos,
otras en mi propio rostro; ésos ojos de animal herido,
de necesitar, de necesitar que le laman las heridas.
Luego ésa sensación tan momentánea, tan efímera y a la vez tan eterna;
sentir la calidez de otra piel bajo la mano
¿Y después?
Ése vacío ajeno aunado al nuestro en las palmas y en el corazón:
nos volvemos tan genéricos, tan iguales; con el alma ligada al cuerpo, menos cálidos,
más prudentes.
Entonces sucede de nuevo; nos sentimos llenos cuando nos acompaña la misma levedad,
para terminar reducidos otra vez, vaciados, dejamos de ser ésas aves libres de alas tan largas
para ser ésos terrenales cimentados tan cotidianos, tan enraizados a las ortigas y al descontento.
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